Las olas, levantan su mano, para saludar.
Versión 5.0
Hace buen día.
Cojo mis aparejos, preparo mi barca,
la empujo por la rampa y suelto las amarras.
Enciendo el motor.
Me dejo mecer,
y me adentro entre las olas.
Nada hay, pero me siento acompañado.
Una gaviota, en el cielo,
un faro, a lo lejos.
Mi mirada, entre las nubes,
mi mente, ya no sufre.
Saco mi caña, con suerte
mi cesto lleno al día siguiente.
Envidia en el bar,
caras incrédulas al ver mi cosecha,
de peces y piezas.
Pasan las horas,
crecen las olas,
el mar amenaza,
y yo levo anclas.
Me vuelvo hacia el puerto.
Giro el timón,
veo a la orilla.
Me mira una cámara.
Y tras ella,
una sombra,
de triste mirada.
Una segunda tirada de estas fotos, estas de la zona más de la Virgen del Mar. Lo mismo que con la primera ocasión publicada hace dos días, en blanco y negro, jpg.
Con este post, comienzo una serie de fotos que por circunstancias ajenas a mi voluntad, he ido tomando en el Sardinero, en Santander, en estos últimos tiempos. Porque es una zona bonita, eso es innegable, y le tengo cariño a los tamarindos.
Quizá abuse del blanco y negro, pero supongo que es mi tendencia últimamente. Hoy toca algo así relacionado con el mar.
Comencemos pues.