Ana Karenina lo cuenta en su blog, aquí.
Y lo hace, evidentemente, mejor que yo, en cualquiera de las formas.
Así que sin su permiso, me voy a permitir citarla:
«Vas a un bar, a uno en el que has estado muchas veces. Te tomas unas cervezas, estás hablando tranquilamente. Y de repente se oye un piano. Al principio no le das importancia, pero después te quedas en silencio como sin querer. El resto del bar también escucha con atención. Sin quererlo, sin saberlo estás en medio de un concierto improvisado. Y por estas cosas me encantan los bares.
En las fotos János Palojtay, el impulsor y pianista, y Sara Sua, que además de tocar el piano cantaba maravillosamente.»
Comentarios
Vago. Menudo copia y pega. Menos mal que las fotos son bonitas.
No es un copia y pega, es un homenaje.